Información recogida en la prensa
Que una fábrica que provoca dificultad respiratoria grave, vómitos, dolor de cabeza y ansiedad entre otras lindezas no esté cerrada a día de hoy resulta insultante para la población que sufre el problema.
Que esta casuística se lleve repitiendo desde su creación dice mucho de las autoridades que nos representan a todos.
Vivimos tiempos extraños donde se crean zonas de bajas emisiones para vehículos pero se permiten actividades industriales que perjudican la salud de las personas. Y no hablamos de pocos sufridores ya que los nauseabundos olores llegan con frecuencia a la ciudad donde residen 180.000 personas.
Parece una magnífica carta de presentación para un turismo que espera una ciudad culta y limpia, pero encontrará otra pestilente y pasiva.
Ciertamente es un grave problema que parece tener una fácil solución pero que nadie se atreve a ejecutar.
Es el momento de las respuestas, y como las autoridades no las tienen o no las quieren dar por vaya usted a saber qué intereses, seremos los vecinos los que con decisión y contundencia luchemos por nuestra salud.
Bienvenidos al tiempo donde la unión social da lecciones de ética y moral a los representantes del pueblo.