La instalación de varias plantas de biogás, biometano e hidrógeno verde en Doñinos de Salamanca ha generado una fuerte preocupación debido a los múltiples riesgos asociados, que van desde la contaminación y los malos olores hasta el impacto en la salud pública y el medio ambiente.
Estas preocupaciones se ven agravadas por la experiencia previa con industrias similares en la región y la percepción de deficiencias en los estudios de impacto ambiental y la consulta pública.
Proyectos planeados y características
En el término municipal de Doñinos se proyectan varias instalaciones industriales que juntas podrían intensificar los problemas existentes en la región:
Planta de biogás (Heygaz Spain, S.L.):
Proceso de digestión anaerobia para transformar 40.000 toneladas anuales de subproductos agroindustriales y animales.
Ubicación: Parcela M-8-2, a 1.000 metros de la urbanización Vega de Salamanca y a 500 metros del río Tormes.
Aunque en el proyecto para la AAI se incluyen medidas mínimas para mitigar olores y emisiones, son, a todas luces, insuficientes.
Situada junto al río Tormes, empleará grandes volúmenes de agua, lo que podría comprometer el suministro para consumo humano y la sostenibilidad de este ecosistema.
Planta de biometano (fondo de inversión Verdalia Bioenergy):
Conexión directa a la red de gas y capacidad para procesar 280.000 toneladas anuales de purines y subproductos animales.
Su tamaño y cercanía a áreas residenciales intensifican los riesgos de contaminación y olores.
Otras instalaciones previstas:
Nuevas plantas de biogás y biocombustibles en estudio, incluyendo un proyecto vinculado a un matadero de Guijuelo que ocupará 5.000 m² para procesar subproductos animales.
Problemas que traerá la instalación de este tipo de empresas
Cuidamos Villamayor, en contacto con otras asociaciones y movimientos vecinales que están sufriendo experiencias nefastas de olores, contaminación y devaluación de sus localidades, ha expresado preocupaciones específicas basadas en el impacto acumulativo de estas instalaciones:
Contaminación odorífera y atmosférica:
Los malos olores ya afectan significativamente la calidad de vida en la zona debido a las emisiones de la planta SANDACH de Servcor Logistics.
Las nuevas plantas, a tan solo 1.000 metros de áreas residenciales como Vega de Salamanca, intensificarán este problema, especialmente con los vientos predominantes del oeste que dispersan los olores hacia Salamanca.
La falta de un análisis olfatométrico previo y riguroso en los estudios de impacto ambiental ha sido objeto de críticas.
Riesgos para la salud pública:
Emisiones de gases nocivos y partículas que pueden afectar el sistema respiratorio.
Contaminación del agua potable del río Tormes y de los acuíferos circundantes por posibles vertidos o filtraciones.
Incremento del ruido y del tráfico pesado en la carretera DSA-504, afectando la tranquilidad de las comunidades vecinas.
Impactos ambientales:
Riesgo de degradación del ecosistema del río Tormes, que alberga especies protegidas y es una fuente clave de agua para la región.
Posible contaminación de suelos y aguas subterráneas por residuos procesados en las plantas.
Proximidad a zonas residenciales no considerada adecuadamente en la Declaración de Impacto Ambiental (EIA).
Repercusión negativa en el turismo y la economía Local:
Salamanca, reconocida internacionalmente por su valor cultural y patrimonial, podría ver su imagen dañada por los olores y la percepción de insalubridad, afectando el turismo.
La convivencia con industrias de este tipo puede devaluar las propiedades cercanas y disuadir nuevas inversiones.
Deficiencias en la evaluación de impacto ambiental:
El EIA no incluye un análisis exhaustivo de las distancias reales a los núcleos urbanos cercanos, como Villamayor, que está más próximo a las plantas que el propio Doñinos.
Omisión de consultas formales al Ayuntamiento de Villamayor, a pesar de ser uno de los municipios más afectados.
Uso de procedimientos administrativos simplificados que limitan la participación ciudadana y la transparencia.
Exigimos
Ante estos riesgos, las comunidades locales desde Cuidamos Villamayor exigimos medidas concretas y efectivas:
Reubicación de las plantas:
Pedimos que las instalaciones se construyan en zonas alejadas de núcleos residenciales y ecosistemas vulnerables, minimizando los impactos negativos.
Revisión de los estudios de impacto ambiental:
Inclusión de modelizaciones avanzadas de dispersión de olores (AERMOD o Calpuff) y estudios olfatométricos dinámicos que permitan prever y mitigar emisiones.
Consultas públicas y transparencia:
Participación de todas las administraciones locales afectadas, como el Ayuntamiento de Villamayor y acceso público a toda la información relevante sobre los proyectos.
Monitorización permanente:
Supervisión constante de emisiones y residuos por parte de las autoridades, con sistemas avanzados de detección y un canal público para gestionar quejas vecinales.
Aplicación de técnicas innovadoras:
Uso de las mejores técnicas disponibles (MTD) para reducir emisiones y mejorar la gestión de residuos.
Movilizaciones y acción ciudadana
Desde la plataforma hemos organizado protestas multitudinarias, como las realizadas en Villamayor, Salamanca o Zamora, y hemos elevado alegaciones formales para frenar estos proyectos.
También hemos creado grupos de trabajo enfocados en logística, comunicación, aspectos legales y análisis técnico para garantizar una respuesta coordinada.
Los proyectos industriales en Doñinos representan un desafío para el equilibrio entre el desarrollo sostenible y la protección de las comunidades locales. Aunque estas plantas pueden contribuir a la transición energética, su proximidad a áreas residenciales y la insuficiencia de los estudios de impacto ambiental hace que nos reafirmemos en la idea que estamos defendiendo.
¡Plantas de biogás sí, pero así... no!